Años atrás los anuncios eran de detergentes, coñacs y electrodomésticos. Sobrios y aburridos. Pero ahora ponen a la hora de comer todo tipo de anuncios asquerosos. Por ejemplo:
Para la limpiar el water.
Para que no se mueva la dentadura postiza.
Para ir de vientre con ‘regularidad’.
Para el pipi que se les escapa a las señoras.
Para la sequedad vaginal de las mismas.
Hace veinte años no se hubieran atrevido a hacer anuncios de los dos últimos artículos.
En cambio, uno de los mejores anuncios que han hecho lo prohibieron. Era un abuelo en una masia con su nieto adolescente de aspecto Heviata. El abuelo le empezaba a contar las virtudes de la comida campestre y el nieto le decía que ya estaba harto del rollo de siempre y que quería otra cosa. No se que estupida sensibilidad ofendía. Más bien creo que la empresa del anuncio que parodiaba tuvo suficiente influencia para que lo quitaran.
En el mejor de los casos, los anuncios servirían para comparar productos y decidir cual comprar. Al menos eso dicen los de las agencias de publicidad. Pero como que son unos hipócritas, suelen decir que los anuncios que comparan el producto anunciado con los de la competencia son inadmisibles. ¿Por qué? ¡Si ya te dan el trabajo hecho! Lo que pasa es que pone en una situación incomoda a las agencias ya que si hacen un anuncio así, difícilmente podrán trabajar con la empresa comparada.
Ya que nos machacan las neuronas con la repetición constante de anuncios, y no solo en la tele, si no en todas partes, deberían ser mínimamente agradables. Deberían pasar el visto bueno de las asociaciones de consumidores. Ya que al fin y al cabo son los consumidores quienes los sufren y al final los pagan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario